Los hijos se han
dormido: la reversión de
La Gaviota sigue en cartel en el Teatro San Martín y nunca es tarde
para ir a verla.
Txt Jacqueline Golbert
No es la primera vez
que Daniel Veronese se le anima a Antón Chéjov. Ya había apostado
por el dramaturgo ruso con Un Hombre se ahoga (Tres hermanas)
y Espía a una mujer que se mata (Tío Vaina) y esta vez le
tocó a La gaviota, a la que decidió titular Los hijos se han
dormido, en alusión a un desglose poético de sucesos y
acontecimientos de la obra. En la obra, la gaviota funciona como
metáfora de la fragilidad del ser humano y la exposición ante un
“otro”, perverso y dominante.
¿Por qué
reversionar otra vez a Chéjov? “Porque lo entiendo, porque me
gusta, porque en cierto punto, siento como si dialogara con él
cuando trabajo. Además, los personajes chejovianos me resultan muy
reales. Nuestras vidas, como la de esos personajes, pueden ser
desencantadoras o impresionantemente bellas a la vez, depende hacia donde
uno esta mirando”, le contó Veronese a Cultra.
Foto: Complejo Teatral Buenos Aires |
La recreación
de la obra no es respetada al pie de la letra e incluso el director se
anima a quitarle partes de soliloquios que contiene la original. “Los
mónologos son sistemas dramáticos demasiados externos y teatrosos y
además el público cambió desde el estreno de esas obras y
necesitan un aggiornamiento”, explica sobre la representación
chejoviana.
A través de
diálogos reflexivos e intimistas, la obra plantea la insatisfacción
en las relaciones amorosas, el deseo de lo “prohibido” (según la
moral), discute el concepto de arte, plasma la frustración del
artista e interpreta la relación edípica de madre e hijo, que se da
en Hamlet de William Shakespeare, cuya obra tiene una estrecha
relación con la de Chéjov.
Foto: Complejo Teatral Buenos Aires |
Los personajes
principales son:
Nina (María Figueras) ,
una ingenua mujer con pretensiones de convertirse en actriz; Irina
(María Onetto),
la ex actriz y madre del dramaturgo experimental Konstantín Tréplev
(Fernán Mirás),
que aborrece al consagrado actor Trigorin (Luis
Ziembrowski),
que a su vez es pareja de Irina, su madre. Los cuatro actores logran
apoderarse de la atención del público mediante el intercambio de
sentimientos y pensamientos, pero María Onetto, en su papel de madre
superada, prepotente y posesiva, se lleva todos los aplausos, aunque
Mirás y Ziembrowski colaboran de una manera fundamental.
Sin
música incidental ni muchos cambio de vestuario y apostando a que
el espacio de representación se recree en el momento con los mismos
objetos de las escenas anteriores,la obra permite que, entre diálogos
divertidos, instropectivos e irónicos, los actores generen una
tensión dramática que el público recibe de lleno y con emoción.
Funciones: Miércoles a domingos a las 21.
Entradas: $60. Miércoles, día popular: $30.
Teatro San Martín, Sala Casacuberta, Corrientes 1530.
Boletería: 0800-333-5254
buenísima nota, y la obra está espectacular sobre todo la actuación de Fernán Mirá! Viva el teatro
ResponderEliminar