jueves, 15 de marzo de 2012

Varados en la melancolía


La Laguna, en el Camarín de las musas

 Txt Jacqueline Golbert

Un auto de culata detenido en medio de la ruta como punto de partida. Un padre que junto a sus dos hijas planea regresar del campo para visitar a su madre, con la cual parece no tener una relación muy apegada. Pero el auto no vuelve a encenderse y el tiempo se inmoviliza entre diálogos intimistas, recuerdos y conflictos familiares. “Creo que la relación padre-hija está menos explorada en el teatro que el vínculo con la madre”, explica Agostina López sobre el rumbo que decidió darle a La Laguna, la obra que dirige en el Camarín de las Musas y en la que cuestiona las relaciones familiares desde diferentes puntos de vista y con mucha sensibilidad: “Me gusta la forma de conectarse que tiene el padre con sus hijas, algo de confidencialidad, pero sin perder la figura de autoridad. Es interesante la seducción constante que tiene este vínculo”, subraya López.

“Yo no puedo escribir si no lo vivo y lo siento”, confiesa la directora, que puso mucho de la relación con su papá a la hora de crear una obra que, claro, tiene mucho de autorreferencial. En La Laguna, el vínculo familiar está encarado con espontaneidad y con momentos de humor que brillan en medio del drama.

María (Denise Groesman), es una adolescente de carácter impetuoso, tierna pero contestataria, que le echa en cara a su padre lo que faltó, lo que podría haber sido y no fue. Su hermana Lucía (Martina Juncadella), en cambio, es una chica dulce e infantil protegida por el padre (Germán de Silva), un hombre abstraído en sus preocupaciones del pasado y del futuro y poco interesado en el presente. 

La obra tiene momentos y diálogos muy interesantes y el espectador se nutre de pasajes creativos y situaciones extremas. Los tres protagonistas tienen un denominador en común: se sienten indefensos ante el presente y por lo tanto deciden recordar la banda musical de la cual formaban parte y hundirse con una botella de alcohol en la melancolía de la que parecen no querer salir.  

Domingos 20.30 en el Camarín de las Musas, Mario Bravo 960. 

Entradas generales: 50 pesos. 
Estudiantes y jubilados: 35 pesos.

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