Bambolenat deslumbra en el Siranush
Por Lucía Levy
Decir que Bambolenat es un espectáculo diferente a otros
puede sonar a cliché, a frase gastada, a palabras vacías, a exageración
inclusive; pero en este caso, se hace justicia. Definida por los miembros de
Compañía Sombras de Arena – que son los encargados de que la magia suceda sobre
el escenario de la sala Siranush - como ‘una película en vivo’, Bambolenat es
un festín para los sentidos. Lo que hace único al espectáculo es la combinación
simultánea de música en vivo, teatro, dibujos de arena, títeres y danza; una
propuesta multidisciplinaria que genera una armonía exquisita e hipnotizante. Originalmente
estrenado en 2009 en el Konex, Bambolenat se podrá ver todos los domingos de
agosto en la Sala Siranush antes de que la Compañía emprenda un viaje a Hong
Kong en donde darán un workshop y mostrarán el espectáculo.
Después del estreno, Cultra habló con Germán Cantero, encargado de los
arreglos musicales, para conocer más sobre Bambolenat.
¿Cómo comenzó
Bambolenat?
Somos todos artistas de eventos y nos conocíamos de ahí.
Nos empezamos a juntar todos los miércoles a probar cosas, todos queríamos
hacer cosas distintas, diferentes. Entonces dijimos que cada uno tenía que
hacer lo que quisiera. Fuimos probando y cada uno compartió lo que estaba
investigando en ese momento y empezó a surgir de a poco. Lo fuimos haciendo
como si nos juntáramos religiosamente a jugar al fútbol, con la diferencia que
nosotros tocábamos instrumentos, cantábamos, dibujábamos.
¿Por qué definen
al espectáculo como ‘una película en vivo’?
Porque te sentás y ves la pantalla, pero a su vez podés
ver cómo se hace la música, los dibujos, los personajes están a la vista, ves
cómo los títeres interactúan con el actor, cómo nosotros hacemos desde la
música acompañamientos de la acción de los actores. Somos muchos artistas en
vivo y confluimos todos en una misma pantalla. Lo más importante de Bambolenat
es el espíritu libre y creativo que tenemos, estamos todo el tiempo creando y
se va modificando muchísimo. Cada vez que lo hacemos, cambiamos algo. No es
estático, y sin embargo la historia es la misma.
Ninguno de los
dos actores habla, ¿esto se dio así o tiene un propósito?
No es necesario que haya diálogo, no es que lo decidimos
a priori, la obra nunca lo necesitó. Ahora hay canciones con palabras en árabe
que antes no había, quizás en algún momento alguien venga con un texto que nos
guste y vamos para adelante, pero no es necesario porque la gente puede
entender bien la historia. Lo bueno de que no haya texto es que la historia no
es tan lineal, es más bien poético, la interpretación es libre.
¿Qué van a hacer
en Hong Kong?
Nos vamos en septiembre, llevamos el show para allá y
vamos a hacer tres funciones. También vamos a dar un taller sobre cómo trabajar
en equipo. El valor más grande que mucha gente ve es la conexión que tenemos
todos para hacer algo juntos sobre el escenario, nos han llamado de empresas
para mostrarles a sus trabajadores cómo es el laburo en equipo. Todos nos
juntamos en la pantalla, si bien cada uno se encarga de una tarea diferente,
todos laburamos en pro de lo que pasa ahí.
Todos los domingos de agosto a las 20 en la Sala Siranush, Armenia 1353.
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